CON AMOR, JUAN JOSÉ MEDINA


De no ser porque he crecido, no me habría dado cuenta de que no he cambiado.    

BOGOTÁ, JUEVES 28 DE ENERO DE 2016
Mamá, papá.

Me dirijo hacia ustedes por la necesidad  imperante que surgió en mí de incorporarlos en este nuevo proceso que comencé hace pocos días y en el cual me han venido apoyando no solo económicamente sino también emocionalmente, pues aunque para muchos sea difícil de entender, el cambio tan drástico que está ocurriendo no ha sido  fácil de asimilar. Me gustaría ayudarles a comprender un poco más de mí y espero que a través de estas pocas palabras les sea posible aclarar muchas preguntas que posiblemente tengan.

Últimamente me invaden recuerdos de mi niñez. Recuerdo que me gustaba jugar a tener profesiones, era la mejor forma de hacer realidad mis descabellados sueños infantiles. En primaria quería ser veterinario, cantante e incluso ustedes me han dicho que científico, sin embargo, estos sueños inocentes y locos que ustedes apoyaban a pesar de todo, se transformaron hace poco en algo más grande ¡mucho más grande! Viviendo conmigo 16 años, es casi seguro que me conocen más que a nadie en el mundo, por esto sabrán que algo que me ha caracterizado desde siempre ha sido mi constante ansiedad, incluso ustedes mismos se han burlado de eso, quizás porque les aterre de algún modo, en el fondo… . Por esta razón, podría decir que el problema de identidad en mi adolescencia llegó a tal grado que se transformó casi en una crisis, nunca les había  dicho esto, pero ahora he llegado a la conclusión de que es importante que conozcan esa parte que aún no logro comprender del todo. Entiendo que soportar  un hijo adolescente que no sabía qué hacer con su vida, no fue nada fácil, tampoco fue para mí sencillo ser el causante de tantos problemas. En ciertos momentos quería escapar de toda responsabilidad y vivir sin nada o nadie, solo yo y el mundo, lo sé, lo sé, una idea muy inocente. De todos modos, al final de este proceso de inmadurez –que aún no creo haber superado- terminé comprendiendo que por lo que tanto me preocupo, lo que tanto me ha puesto triste ha sido el  simple miedo a estar solo. Afortunadamente, hace muy poco  me empecé a descubrir y resulta que, ese sentimiento de soledad, al que tanto temía, era el reflejo de  lo  mucho que me gusta el contacto con el otro. Nunca me había dado cuenta antes pero, estar con alguien y  entender o intentar entender a ese ser humano, sus vivencias y problemas, es lo que me ha hecho sentir vivo. Papá, mamá, creo que encontré  mi rumbo: hacerme más humano a partir de la humanidad del otro y qué mejor forma de empezar que estudiar periodismo.

Por último, quiero agradecerles a ustedes dos por permitir descubrirme, gracias por darme la oportunidad de ser feliz haciendo lo que de corazón me gusta. Estoy seguro de que no los defraudaré, ni a ustedes ni a mí.

Gracias por tomarse el tiempo de leerme y entenderme, con amor su hijo,

Juan José Medina.








Comentarios

Entradas populares