ESTUDIO GHIBLI: UN HITO EN LA FORMA DE HACER CINE

¿Por qué hablar del Estudio Ghibli? Hace tres años, cuando mi hermana intentó estudiar Cine, recuerdo que había muchas películas en la casa que yo miraba más bien con desprecio. En ese momento, a mí no me gustaba el cine y tampoco tenía ninguna intención de salir de la dinámica de este como producto consumible. Eventualmente, vi El viaje de Chihiro y entendí que, aunque del cine se lucren sólo algunos pocos, el verdaderon septimo arte  busca trascender más allá de la lógica del capitalismo. Lo cierto es que a esta compañía yo no la admiro por su estrategia publicitaria o por sus logros económicos, sino simplemente por esas cosas tan bonitas que me han dejado cada una de sus películas.

ESTUDIO GHIBLI: UN HITO EN LA FORMA DE HACER CINE


Fue en la Universidad de Tokio donde Hayao Miyazaki e Isao Takahata se conocieron, en ese entonces ambos de ideología marxista, un factor que influyó en la formación de una relación de amistad estable y duradera. Su talento los condujo rápidamente a asociarse con los estudios de animación más grandes de la época y, aunque en un inicio ambos trabajaron independientemente, tanto Miyazaki como Takahata representaron desde el comienzo un rompimiento a lo que en los años 50 se consideraba como la manera ‘correcta’ de hacer cine animado, así lo describen Álvaro López Marín y Marta García Villar en su libro Antes de mi vecino Miyazaki: el origen del Estudio Ghibli.

Y si algo retrata el libro de López y García de manera perfecta es la importancia de los antecedentes de Miyazaki y Takahata para entender la posterior fundación del Estudio Ghibli el 15 de junio de 1985. Fue justamente la participación previa de ambos en proyectos de finales de la década de los 70 -como Lupin III, Marco y Ana, la de las tejas verdes- lo que fue cultivando el reconocimiento de ambos internacionalmente. Pero no sería hasta el éxito de Nausicaä del Valle del viento (1984) que ha recaudado hasta la fecha USD$10.000.000, -diez veces su presupuesto inicial-, dirigida por Miyazaki y producida por Takahata, que junto con el productor Toshio Susuki, decidirían fundar un estudio tan sólo 16 meses después de una película que muchos consideran el primer proyecto oficial del Estudio Ghibli, nombre que entre otras cosas hace referencia a un vocablo italiano que describe el viento arenoso de Libia. Se cree que Miyazaki ideó este nombre buscando expresar la llegada de un ‘nuevo viento’ en la animación japonesa.

Así, después de Nausicaä del Valle del viento, el estudio continuaría cosechando éxitos hasta el retiro momentáneo de Hayao Miyazaki después del lanzamiento de su última película El viento se levanta (2013), hecho al que siguió el desarrollo de El cuento de la princesa Kaguya dirigida por Isao Takahata (2014) y El recuerdo de Marnie (2014) dirigida por Hirobasa Yonebasahi, y nominada al Oscar por la mejor película de animación en 2015. Desde ese año, el estudio había hecho una pausa en la realización de largometrajes individuales hasta que, en agosto de este año, su actual presidente Koji Hoshino anunció el reingreso de Miyazaki que ya tiene 76 años y que encabezará el desarrollo de Boro: la oruga, película que aún no cuenta con una fecha de lanzamiento oficial.

El ESTUDIO GHIBLI, AMADADO POR EL PÚBLICO Y ELOGIADO POR LA CRÍTICA

Hay bastantes personas que al oír los nombres de algunos de los trabajos más representativos del Estudio Ghibli como El castillo en el cielo (1986), Mi vecino Totoro (1988), El viaje de Chihiro o El castillo ambulante, saben perfectamente a que cintas pertenecen estos títulos. Sin embargo, en Colombia, el Estudio Ghibli no es un nombre que muchos reconozcan, de manera que es difícil medir de manera exacta el impacto que ha tenido su filmografía en la cultura popular de este país. Problema que se apoya en el proceso de doblaje y distribución para Latinoamérica que ha sido diferente para cada una de las 22 producciones del estudio. De ahí que la gran mayoría de estos filmes sólo sean accesibles a través de plataformas virtuales o cadenas de televisión internacionales.

De hecho, no sería posible entender la influencia de este estudio sin enmarcarlo en la popularización de las series anime en los países latinoamericanos. Y es que tal parece que son principalmente los prosumidores que consumen o han consumido productos provenientes de la industria cultural japonesa u oriental, los individuos que tienen la mayor posibilidad de haber estado en contacto con el Estudio Ghibli y, por lo tanto, también son el principal grupo poblacional en capacidad de emitir juicios sobre el mismo.

La estudiante de veterinaria Diana Marcela Puerto, es una prueba de esto. En su adolescencia Diana empezó a escuchar música perteneciente al género J-POP, género que, aunque actualmente no escucha, le permitió encontrar otro pasatiempo: el anime. Es por esto por lo que ella - a pesar de aún no haber visto todas las producciones de este estudio-, considera que las películas de Ghibli son trabajos de admirar porque aparte de ser muy fieles a la cultura japonesa, han logrado crear un estilo de animación único y reconocible. “Y todo esto lo han logrado mezclar de una manera perfecta con tramas extremadamente complejas”, añade.

No obstante, muchos parecen concordar que, excluyendo la filmografía animada, hay muchas coproducciones que dejan mucho que desear. Así lo demuestran las opiniones de varias personas en una pequeña encuesta realizada al interior del grupo de Facebook ‘cinéfilos’ que cuenta con 112.159 miembros. Por ejemplo, el estudiante hondureño Daniel Enrique Ramos opinó que algunas cintas que han sido adaptadas en formatos ‘live-action’ por otras compañías, sólo han ensuciado el nombre del Estudio Ghibli, así como los proyectos de este estilo en los que este ha participado.” Ese tipo de películas le quitan la emoción que sentí con las películas originales”.

Por otro lado, sitios web como ‘Rotten Tomatoes’ e IMBD resultan excelentes indicadores para medir la aceptación de la crítica especializada y del público en general, pues se encargan de expresar cuantitativamente la aprobación de series y películas a través de un sistema actualizable e interactivo. A continuación, se reunieron los datos aportados en ambos portales por cada una de las 22 películas producidas por el Estudio Ghibli:

TÍTULO

ROTTEN TOMATOES  1%-100%
IMBD 1-10
(PUNTAJE DEL PÚBLICO)

APROBACIÓN DE LA CRÍTICA ESPECIALIZADA
APROBACIÓN DEL PUBLICO
Nausicaä del Valle del Viento
87 %
91%
8,1
El castillo en el cielo
95%
91%
8,1
97%
95%
8,5
Mi vecino Totoro
94%
94%
8,2
Kiki, la aprendiz de bruja
97%
88%
7,9
Recuerdos del ayer
100%
86%
7,7
Porco Rosso
94%
87%
7,8
Puedo escuchar el mar
86%
67%
6,9
Pompoko
78%
77%
7,4
Susurros del corazón
91%
90%
8,0
La princesa Mononoke
92%
94%
8,4
Mis vecinos los Yamada
75%
76%
7,3
EL viaje de Chihiro
97%
96%
8,6
Haru en el reino de los gatos
89%
82%
7,3
El castillo ambulante
87%
93%
8,2
Cuentos de Terramar
41%
47%
6,5
Ponyo en el acantilado
92%
83%
7,7
Arriety y el mundo de los diminutos
94%
85%
7,6
La colina de las amapolas
84%
79%
7,5
El viento se levanta
89%
85%
7,8
El cuento de la princesa Kaguya
100%
90%
8,1
El recuerdo de Marnie
91%
88%
7,8
PROMEDIO
88,6%
85,1%
7,79
 Gráfico 1. Creación: Personal (Datos de octubre 2017)

Como se evidencia en el gráfico, la única película que posee una clasificación por debajo de la media es Cuentos de Terramar, opera prima de Goyo Miyazaki. Esto en contraposición de las clasificaciones perfectas por parte de la crítica especializada de Recuerdos del ayer (1991) y El cuento de la princesa Kaguya (2013). Cifras que se ven apoyadas por el seguimiento en redes sociales del Estudio Ghibli en una página extraoficial homónima que ya cuenta en Facebook con 1.089.599 ‘me gusta’.

GHIBLI, ROMPIENDO ESQUEMAS

De las 10 películas anime más exitosas de la historia, el Estudio Ghibli es merecedor de haber producido siete de estas. De hecho, El viaje de Chihiro (2001), dirigida por hayo Miyazaki, con una recaudación de USD $229.607.878 era la película japonesa con mayor recaudación hasta que fue destronada por Kimi no Na wa (2016) -dirigida por Makoto Shinkai y producida por la compañía Tōhō-, que ha recaudado hasta el momento USD $328.013.836 según Box Office Mojo. Además, El viaje de Chihiro ganó un Oscar en la categoría de mejor película de animación en 2002, convirtiéndose en la única película japonesa en haber ganado un galardón de este tipo, hecho que resalta aún más si tenemos en cuenta que desde la creación de esta categoría en 2001, esta película ha sido junto con Wallace & Gromit: The Curse of the Were-Rabbit (2005), la única película extranjera en lograr tal reconocimiento. No sobra mencionar que El castillo ambulante (2004), El viento se levanta, El cuento de la princesa Kaguya y El recuerdo de Marnie también fueron nominadas en esta categoría.

Y es que no sólo las recaudaciones y los premios de las películas del Estudio Ghibli han generados sorpresas, también lo han hecho sus temáticas. Resulta curioso, por ejemplo, que este estudio haya estrenado dos películas tan diferentes el mismo año: Mi vecino Totoro (1988) dirigida por Hayo Miyazaki y La tumba de las luciérnagas (1988) dirigida por Isao Takahata. Por un lado, Mi vecino Totoro es un reflejo de la vida rural de Japón en los años 80, además de una historia familiar mezclada con seres fantásticos y; por otro lado, La tumba de las luciérnagas, considerada por muchos como una de las películas más tristes de la historia, es un retrato de la atrocidad de la segunda guerra mundial.


De todos modos, por muy distintas que parezcan las temáticas de estas películas, hay ciertas características que siempre van a ser predominante no sólo en estas dos, sino también en las historias de las otras 20 cintas de esta amplia filmografía. Cabe destacar sus mensajes ambientalistas, el empoderamiento de los personajes femeninos, la defensa de la imaginación y sus fuertes críticas sociales. Eso es justamente lo que hace diferente al Estudio Ghibli, un estudio de animación que, a pesar de ni de cerca tener el presupuesto de las grandes producciones animadas de Hollywood, ha logrado producir algunas de las mejores películas de todos los tiempos. En definitiva, este estudio marcó un antes y un después en la manera de hacer cine y más importante aún, de verlo. *


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