PARA UNA MEJOR COLOMBIA, ¿UN ESTADO FEDERAL?
La posibilidad de que un
Estado funcione mejor al cambiar de un sistema centralista a uno federalista
resulta desconcertante e incluso ilógica. Sin embargo, en Colombia cuando
analizamos el trasfondo de esta propuesta, es evidente que la misma surge de la
falta de soluciones a problemas que se podrían resolverse de una mejor manera
en una federación, cabe mencionar los últimos debates que han surgido alrededor
de los habitantes que se han negado a que se explote el territorio
en el que se ubican sus municipios. Por lo tanto, el propósito central de este
texto es analizar las consecuencias que acarrearía el establecimiento de
circunscripciones autónomas en Colombia, en relación con diversas problemáticas
coyunturales.
Empecemos por afirmar que
no hay que estudiar este tema desde una posición de enajenación, en tanto la
idea de una Colombia Federal viene
desde los anales de la creación de la historia de este país. Luego de la
independencia de la Nueva Granada, el 7 de agosto de 1819, ya estaba sobre la
mesa la posibilidad de ponerle límites al poder central, de hecho, fue está la
gran diferencia ideológica entre el libertador Simón Bolívar -que concebía un
Estado completamente centralista- con el que fue hasta entonces su mano
derecha, el General Francisco de Paula Santander. Posteriormente, 181 años
después, la idea de separar el orden jurídico en uno central y varios locales
seguía en pie, o al menos así se puede constatar en un artículo de la Revista
Semana titulado ‘Colombia federal’ publicado el 22 de mayo de 2000, que examinó
la idea del federalismo como solución a algunos de los problemas de la época
-el escalamiento de la violencia, la crisis institucional, la falta de
gobernabilidad y la recesión económica–.[1]Y ahora que los problemas
son otros -los escándalos de corrupción, la falta de credibilidad en el
Gobierno de turno y la poca regulación respecto a los cultivos ilícitos-, hay
que decir que aún vale la pena realizar observaciones que nos permitan
preguntarnos si la manera en la que está funcionando el Estado podría, en
efecto, ser mejor.
Retomando la problemática
del sector minero del país, vale la pena resaltar que, tan solo en un periodo
de cuatro años y por medio de consultas populares, se le ha dicho ‘no’ a la
realización de actividades mineras en ocho municipios que según el orden
cronológico de las consultas son: Piedras en el Tolima; Taurema en Casanare; Cabrera en Cundinamarca; Cajamarca,
también en el Tolima; Cumaral en el Meta; Pijao en el departamento del Quindío;
Arbeláez en Cundinamarca y; tan solo hace una semana, Jesús María en Santander.
[2]
Ahora bien, ¿cuál es el
verdadero papel de los departamentos en casos como los anteriormente descritos?
Pues bien, los departamentos en este contexto sirven sobre todo como un órgano
administrativo de contacto con el gobierno central, por lo que, ante la
negativa de este último de tomar decisiones acordes a los intereses colectivos
de un municipio, el departamento pasa a tener menos responsabilidad sobre las
decisiones autónomas de su propio territorio. Una situación que se agrava
principalmente por las características territoriales de Colombia, donde la
fertilidad del suelo y el avance agrario se están abandonando por intereses
internacionales directamente relacionados a la explotación de minerales en el
subsuelo -véase las últimas controversias por la implementación del ‘fracking’ para la extracción de
petróleo-.[3] Por todo esto, y como se
explica en un video del canal educativo ‘Clash Course’ titulado Federalism:
Clash Course Goverment and Politics #4[4]-, las relaciones de
distribución de dinero entre el Estado Central y los Estados Federados
(subvenciones en bloque, devoluciones y poderes reservados) no serían posibles
en Colombia en tanto los intereses económicos son tan variados tanto fuera como
dentro de los departamentos.
Todo esto suponiendo
que si en Colombia se llegase a implementar un sistema federalista no sé pensará
a su vez usar un sistema electoral tan complejo como el de Estados Unidos, en
donde la cantidad de votos pasaría a un segundo plano para darle protagonismo a
los Colegios Electorales en donde “mientras más grande sea el Estado, más
importancia tiene”[5]-.Tal
sistema electoral debilitaría aún más la poca legitimación que existe
actualmente respecto al Gobierno central y generaría problemas culturales al cultivar un regionalismo que, a pesar de estar
todavía muy silente, podría resurgir en conflictos raciales como los que
actualmente se viven en los Estados Unidos de América
En conclusión, concebir a
Colombia desde una posición idealista como un Estado Federal puede sonar como
un paso más hacia la construcción de una Nación -en todo el sentido de la
palabra- en tanto la libertad económica es una de las principales banderas de
esta forma de estado; sin embargo, la realidad resulta mucho más desalentadora
de lo que creíamos al principio. Los problemas de implementar un sistema por lo
menos parecido al federalismo cooperativo y regulado en el que se mueve
actualmente los Estados Unidos, supondría un cambió lento y conflictivo, más
aún cuando entendemos que los problemas económicos, políticos y sociales del
Estado colombiano no surgen tanto por el mal Gobierno y la corrupción, sino más bien por la falta de un poder público que logre actuar como mediador de conflictos
en ciertos territorios en los que, aún en un contexto post conflicto, los gobernantes
estatales ni si quiera se han preocupado por entrar. En otras palabras, el
problema no es que Colombia esté regida por el centralismo como doctrina
política, pues el verdadero origen de muchas de las dificultades expuestas en los
párrafos anteriores es el involucramiento de terceros que remplazan la función
de un Gobierno aún muy incapaz de entender las necesidades de una sociedad muy
diversa. En definitiva, sólo podrmos hablar de una mejor Colombia cuando el
Estado se logré unir bajo un centralismo sólido y eficaz.
WEBGRAFÍA/
BIBLIOGRAFÍA:
1.
Iván Vila Casado, Fundamentos del derecho constitucional
contemporáneo, Capítulo XIII. Formas de Estado.
2. Moreno
Fernández, M. (2017). Ciencias Sociales 5. 1st ed. [ebook] Bogotá,
Colombia: Editora Géminis Ltda., p.137. Disponible en: http://www.colombiaaprende.edu.co/html/productos/1685/articles233353_CIENCIAS_SOCIALES_5.pdf
3.
Oliveros Gonzales, A. (2017). El
origen histórico del federalismo norteamericano. 1st ed. [ebook] Jalisco,
Universidad de Guadalajara, pp.13,14. Disponible en: http://cuci.udg.mx
[1] Anónimo. (5/22/2000). Colombia Federal. -, de Revista
Semana Sitio web:
http://www.semana.com/nacion/articulo/colombia-federal/41987-3
[2] Anónimo. (2017). Mapa: los ocho municipios colombianos que
le dijeron no a la minería, de Mapa: los ocho municipios colombianos que le
dijeron no a la minería Sitio web:
http://www.eltiempo.com/colombia/otras-ciudades/municipios-de-colombia-que-le-han-dicho-no-a-la-mineria-131988
[3] Revista Semana. (2017). Vía libre al ‘fracking’. -, de
Revista Semana Sitio web: http://www.semana.com/economia/articulo/via-libre-al-fracking/541448
[4] Clash Course
(canal de Youtube) (2015). Federalism: Crash Course Government and
Politics #4. [video] Available at:
https://www.youtube.com/watch?time_continue=450&v=J0gosGXSgsI [Accessed 24
Sep. 2017].
[5] Chris Moody. (2016). Así funciona el complicado sistema
electoral en Estados Unidos. N/, de CNN Noticias Sitio web:
http://cnnespanol.cnn.com/2016/02/01/primarias-en-iowa-asi-funciona-el-complicado-sistema-electoral-en-estados-unidos/
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